domingo, 6 de mayo de 2012


este viaje por la vida es enriquecedor, aunque no necesariamente tendría por qué hacerse tan lejos de casa.......

estamos en la época de seca, el clima es ideal aunque no para las plantas.
los amaneceres y los atardeceres son todos diferentes, será porque nunca somos los mismos al mirarlos....la noche se ve iluminada por la luna,  el cielo en la oscuridad de Africa permite disfrutar de las estrellas.
el amanecer es calmo, sin viento, sin brisa, las aspas del molino de viento no se mueven, parece muerto. primero aparece la luz rompiendo el frio, anuncia tibieza para más adelante. 

cada amanecer nos permite descubrir el cambio, el cambio que se produjo el día anterior mientras mirábamos sin ver que las hojas de los árboles tomaban un color rojizo, o que el suelo estaba cubierto de hojas y semillas secas. 

es tiempo de sequía pero aún permanece el beneficio del agua acumulada en algún bajo, las mulolas ya se secaron, la tierra arenosa absorbe rápidamente y poniéndose a resguardo de la evaporación que el sol provoca, se esconde y circula por entre la venas de la tierra, creando rios subterráneos que llegan a recorrer kilómetros hasta asegurar el agua en el lago de Etosha, allí los animales, y más hacia julio o agosto estarán rodeándolo porque será uno de los pocos lugares donde el agua y algo de pastura tal vez logre sobrevivir al intenso sol. el elefante se sumerje en la orilla del lago, con su trompa absobe agua y lodo para cubrir su piel mediante un gran resoplido, va tomando el color gris amarronado y su piel parece resquebrajarse cuando se seca, me siento la coprotragonista del filme de la vida. 


Algunos hombres y mujeres de la región que han sabido observar detenidamente el comportamiento de los animales, por siglos, hacen lo mismo, pintan cada rincón de su cuerpo y el de sus hijos con un polvo rojizo, la piel se vuelve de color cobre y en los más jóvenes parece darle una apariencia de porcelana opaca, y de gran belleza. El cabello también se beneficia del lodo aplicado y premite que sus peinados sean creaciones artísticas, combinaciones de metal y cuero, pelo de animales les da terminación a los mechones bien diseñados dando marco a rostros hermosos de color lacre. Es domingo y se ve a las mujeres con sus crias en la plaza de la ciudad de Ontju, venden artesanías, no hablan casi el inglés, solo su dialecto africano pero conocen bien el valor del dinero. En Africa las mujeres son las grandes comerciantes además de labradoras, la economía se basa en ellas, estos países deberían promocionarlas para salir al mundo y comerciar ellas, sin duda no fracasarían.

El valor para ellas no se centra en la obra creativa, o en el valor de uso, o en el valor que le otorga ser pieza única y exhótica para el comprador extranjero, blanco y foráneo, el precio se fija por el valor de cambio, ellas no tienen costos efectivos en la compra de materia prima, la materia prima está allí, al alcance de la mano, desde nuestra cabeza capitalista tiene costos de extracción, y costos luego de reproducción de ese elemento en el entorno natural, todo eso puede ser calculado, pero para ellas esa pieza puede volver a ser fabricada, y por lo tanto el precio será fijado en fución de lo que necesito HOY para satisfacer alguno de mis deseos. 

Negocio con ellas el precio de dos pulseras, están hechas con semillas, consigo un buen precio, Dardo elige una figura humana sin brazos, tallada en madera con no demasiados detalles pero pintada con la misma tierra con la que estas "vendedoras" tienen protegidos sus cuerpos y los de sus hijos. Pagamos y les pido me permitan tomarle una fotografía, aceptan, pero solo las dos mujeres jóvenes con el torso desnudo a las cuales les compramos, las otras se negaron dado que no habían recibido el beneficio de la compra. Les enseño la fotografía en la pantalla de mi cámara, y no se sorprenden demasiado, seguramente no es la primera vez que les pasa. Me extienden la mano para saludarme, y mi mano queda teñida del color lacre de su cuerpo.


Atravesamos carreteras secundarias, se ven extensiones de maíz plantado, algunos con cultura de sequeiro, lo plantan al comienzo de las lluvias y lo están por recoger ahora, no hay demasiado apuro, las máquinas transitan sobre las carreteras para colectar la siembra. 
animales pastando, las montañas, miradas desde el oeste se nota la falta de agua, los árboles pelados, con separación respetable entre ellos, seguramente compitiendo por la vida, por el agua y por el espacio, la cara este de las montañas aún contienen arbustos de hojas verdes que lentamente van variando su tonalidad. Nos sorprende el cruce de la carretera de un animal al que por la velocidad solo logramos identificar por la cria que lo sigue, un jabalí miniatura siguiendo a su madre en un cruce relámpago, luego se ve otros muchos agolpados al borde de la carretera, una jauría de jabalíes de todos los tamaños intentan comer los pastos altos tras los alambrados, no están solos, corredoras nerviosas las gallinas de guinea también compiten por el espacio donde los insectos se esconden entre el capín. un par de zorros de lomo negro y pelo largo rojizo también nos observan pasar, tratando de adivinar si somos amenaza o no, a su supervivencia. más adelante una jauría de monos grandes, negros, peludos se asustan de nuestra presencia al vernos con las cámaras de fotos que supongo desdibujan desde la vista del otro, nuestros rostros. sin embargo ya llegando a la capital a windhoek una gran cantidad de monos no se inquietan al ver pasar tantos autos a gran velocidad, continúan buscando comida, nos parece extraño que estén tan cerca de la ciudad y de los humanos, suponemos que será porque los desperdicios en los suburbios de la ciudad les permite encontrar algún alimento.


No hay comentarios:

Publicar un comentario